La tasación de una vivienda es una evaluación que se realiza para conocer el valor de una propiedad en el mercado. Este proceso es necesario tanto para vender como para comprar una vivienda, ya que permite establecer un precio adecuado y obtener financiación hipotecaria.
La tasación de una vivienda debe ser realizada por empresas y/o profesionales homologados y supervisados por el Banco de España, siguiendo la normativa vigente (orden ECO/805/2003). Estas empresas cuentan con tasadores cualificados que analizan varios factores para determinar el valor de la vivienda.
El proceso de tasación incluye las siguientes fases:
- Preparación de la documentación. El tasador solicita al propietario o al interesado la documentación necesaria para identificar el inmueble, como la escritura, el certificado de eficiencia energética, el plano, el recibo del IBI, etc.
- Visita del inmueble. El tasador acude al inmueble y realiza una inspección interior y exterior, comprobando el estado de conservación, la superficie, la distribución, las instalaciones, la orientación, la iluminación, etc. También verifica el estado de ocupación, el régimen de protección pública, la protección arquitectónica y el cumplimiento de la normativa urbanística.
- Estudio de mercado. El tasador recopila información sobre las características del entorno del inmueble, como la ubicación, la accesibilidad, los servicios, la demanda, la oferta, etc. También compara el inmueble con otros similares que se hayan vendido o estén en venta en la zona, utilizando diferentes métodos de valoración.
- Emisión del informe. El tasador elabora un informe detallado con todos los datos recogidos y el valor final de la vivienda. Este informe tiene una validez de seis meses y debe ser entregado al solicitante.
Los métodos de valoración que se utilizan para tasar una vivienda son los siguientes:
- Método del coste. Consiste en estimar el coste de reposición o reconstrucción del inmueble, descontando la depreciación por antigüedad y uso. Se suele aplicar a inmuebles singulares o con poca oferta y demanda.
- Método de capitalización. Consiste en calcular el valor actual de los ingresos futuros que puede generar el inmueble, como el alquiler o la renta. Se suele aplicar a inmuebles destinados a uso económico o productivo.
- Método del valor residual. Consiste en estimar el valor del suelo y el valor de la edificación por separado, teniendo en cuenta el uso potencial del inmueble. Se suele aplicar a inmuebles en construcción o en proyecto.
- Método de comparación. Consiste en comparar el inmueble con otros similares que se hayan vendido o estén en venta en el mercado, ajustando las diferencias por calidad, tamaño, ubicación, etc. Se suele aplicar a inmuebles residenciales o con mucha oferta y demanda.

El método más utilizado para tasar una vivienda es el de comparación, ya que refleja mejor las condiciones del mercado. Sin embargo, también se pueden combinar varios métodos para obtener un valor más preciso.
La tasación de una vivienda es un proceso complejo que requiere de un profesional cualificado y homologado. El resultado puede variar según la empresa tasadora y el momento del mercado. Por eso, es importante contar con una tasación actualizada y ajustada a la realidad.
